La voz en la noche no es solo una novela sobre la guerra de Bosnia o lo que hicieron los radioaficionados desde España. Es también un puzle humano, un conjunto de voces que se entrelazan y revelan cómo, incluso en los momentos más oscuros, la comunicación puede convertirse en un acto de resistencia y esperanza.
La matrioshka que ves en la imagen simboliza muy bien lo que encontrarás en estas páginas: una historia principal que contiene muchas otras en su interior. Cada capítulo es como abrir una nueva pieza, descubrir un testimonio, una emoción, una memoria escondida que conecta con la siguiente.
Y lo más sorprendente es que ese mismo efecto me ha ocurrido incluso después de escribir el libro. Al compartirlo, han ido apareciendo nuevas historias dentro de la historia que yo mismo desconocía en su día. Voces que no se habían escuchado, recuerdos que habían permanecido ocultos, detalles que algunos de los protagonistas reales comenzaron a contarme y que añadieron aún más profundidad al relato. Incluso las propias historias, anécdotas y aventuras que surgen de la aventura de publicar tu primera novela.
Así se construye La voz en la noche: con mensajes transmitidos en secreto, con recuerdos compartidos a través de las ondas de radio, con vidas aparentemente anónimas que se convierten en protagonistas. Voces que, al juntarse, forman un coro capaz de atravesar fronteras y de sobrevivir al silencio impuesto por la guerra.
La voz en la noche es, en definitiva, una novela sobre la fuerza de la palabra y sobre la necesidad de contar para no olvidar. Porque dentro de cada historia siempre hay otra esperando a ser escuchada.
Y quizá esa sea la verdadera magia de la literatura: que sigue creciendo incluso después de escrita.
Si quieres descubrir estas voces, puedes encontrar La voz en la noche en Amazon